Nuestro
cuerpo y nuestra mente están interconectados. Si piensa en una situación
desagradable o de miedo se le hará la piel de gallina y si piensa en su manjar
preferido se le hará la boca agua. Eso es la clara demostración de que lo que
pasa en nuestro cerebro no es exclusiva cuestión de mente sino que puede y
suele afectar todo nuestro ser.
A
pesar de ello tendemos a olvidar que el cuerpo es una entidad indivisible. De tal
manera que si tenemos un problema físico vamos al médico y si el problema es
emocional acudimos al psicólogo o intentamos hacer meditación u otra cosa para
actuar a nivel de la mente. Pero si el problema físico es la consecuencia de un
bloqueo emocional? o al revés que la depresión viene a raíz de sufrir dolores
crónicos?
Una
conocida científica llamada Candice Pert ha dedicado su vida estudiando la
química de las emociones o cuales son las moléculas que segrega nuestro cuerpo
con cada emoción. Por ejemplo, la felicidad libera endorfinas, la tristeza CRF
(factor de liberación cortical), una autoestima alta VIP (péptido intestinal
vasoactivo), etc... Así descubrió que la
ira impide luchar contra las células cancerosas porque esas moléculas de la
emociones no se quedan en el cerebro sino que se encuentran en todo el cuerpo.
Muchos
pacientes notan cambios emocionales durante el tratamiento quiropráctico porque
lo físico afecta lo psíquico como el psíquico afecta lo físico. El ajuste
vertebral quiropráctico libera los bloqueos tanto físicos como químicos y
emocionales.
El
cuerpo puede y debe ser curado a través de la mente y la mente puede y debe ser
curada a través del cuerpo